Cántabra de origen, desde muy chiquitita me han fascinado los trabajos creativos, a los seis añitos comencé con clases de pintura, y cada vez que veía algún artesano (mercados pueblos) me volvía loca y obligaba a mis padres a parar y observar como aquella persona daba forma a lo que tuviera entre manos, sopladores de vidrio, alfareros, etc., el porqué de esta fijación nadie lo sabe, ya que en mi familia nadie estaba ligado al mundo del arte.
Crecí y estudié arquitectura, lo que no queda muy lejos de ese mundo creativo, pero en los últimos años de carrera se cruzó en mi vida la artesanía, descubrí CEARCAL, y allí acudí a clases de marroquinería, cerámica, joyería, vidrio, volví a ser niña.
Acabé mis estudios en 2012, en plena crisis, y ante la dificultad de ejercer mi profesión y de sentirme perdida como nunca encontré refugio en la artesanía, y decidí que ese sería mi camino.
Todos los oficios me encantan, pero fue el de joyero el que me enganchó de verdad, además en mi cabeza esta profesión me permitiría utilizar las técnicas aprendidas en otros oficios.